Por:
Dr. Alcides Greca
Médico, especialista en Clínica Médica
Mat. 6610
Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la UNR
Las personas que se bloquean por el miedo, tanto como las que desprecian el peligro, son producto de la mala información, de la sobreabundante información
y, sobre todo, de la desinformación.
La pandemia es una amenaza real, de esto no cabe duda. Y el miedo es una repuesta normal frente a la amenaza y nos permite protegernos de una manera racional. Pero puede tener desviaciones y hacerse patológico. Cuando esto ocurre se puede caer en dos extremos: por un lado, una actitud paralizante que nos lleva a protegernos con exceso, exagerando las conductas de cuidado, como no salir a la calle, estar bloqueados y no saber qué hacer; quedarnos paralizados, todo lo cual repercutirá en nuestra integridad psicofísica, creando un nivel de angustia extrema.
Vemos a diario en nuestros consultorios a muchos pacientes con esta manera de reaccionar frente a la pandemia.
Por otro lado, algunos reaccionan mediante una negación maníaca. La manía es una forma de enfermedad psiquiátrica, por la cual el paciente esgrime una sensación de omnipotencia absoluta que lo lleva a despreciar el peligro. Creen que es algo exagerado, que no es una enfermedad, que es inventada, por lo que deciden no acatar ninguna de las recomendaciones de cuidado, con lo cual esas personas se exponen a graves consecuencias.
Ambas reacciones, por un lado, el que se bloquea y por el otro, el que desprecia el peligro, son producto de la mala información, de la sobreabundante información y, sobre todo de la desinformación.
La desinformación tiene, a mi juicio, dos grandes responsables, por un lado, los medios de comunicación que concentran la información, que buscan sobre todo sobresalir con manifestaciones sensacionalistas; por otro lado, también tenemos responsabilidad los médicos al dar, muchas veces, mensajes contradictorios, con escasa claridad.
A estas reacciones debemos evitarlas, ya que el miedo nos debe guiar a cuidarnos, nunca a paralizarnos.