INFECTOLOGÍA
Consultamos a:
Dr. JOAQUÍN BERMEJO
Médico Infectólogo
Mat. 8438
Rosario – Argentina
“LAS ACCIONES A TOMAR TIENEN QUE SER GLOBALES”, afirmó el Dr. Joaquín Bermejo, médico infectólogo, representante del FUNCEI en Rosario, cuando el CENTRO CULTURAL DE LA SALUD, fue en busca de precisiones sobre la vacuna Sputnik V, en febrero de 2021.
Y agrega:
The Lancet, que es una revista con mucho prestigio en el universo científico, publicó el 2 de febrero de 2021 la experiencia de fase 3 de la vacuna Sputnik V, hecha desde el Instituto Gamaleya. Es un trabajo multicéntrico que incluyó a grandes hospitales de la Rusia y muestra que la vacuna es efectiva y segura.
Esto es muy importante. Hasta el día viernes anterior a la publicación del artículo, cuando algún paciente me preguntaba, yo le respondía que no podía suministrarle información firme, ni a favor, ni en contra de esta vacuna ya que yo carecía de ella. Luego del día 2 de febrero me puse en contacto con algunos de ellos para informarles que la información estaba disponible para poder inocularse.
Los datos que consigna el trabajo al que nos referimos son muy interesantes: el estudio está muy bien diseñado; incluyeron a 22.000 personas, de los cuales a un grupo pequeño le dieron placebo.
Desde la primera dosis la vacuna demostró una efectividad muy alta, por encima del 90%, pero donde se mostró enormemente eficaz es en prevenir las internaciones y las formas severas de la enfermedad con una sola dosis. Y, además, se ha mostrado segura; siempre, convengamos, que hay efectos adversos, éstos aparecen con una frecuencia tan baja que para ser advertidos habría que vacunar a millones de personas. Por cierto, que de la seguridad podemos decir algunas cosas, pero para hablar con mayor firmeza de seguridad, falta tiempo, todavía. Esta afirmación vale para todas las vacunas que ya han sido aprobadas.
Lo que ha ocurrido es inédito en el mundo, ya que cualquier nueva molécula, sea vacuna o no requiere mucho tiempo. El período de investigación clínico de una vacuna lleva entre 5 y 7 años; el tiempo que las Autoridades Regulatorias se toman para su aprobación es entre uno y dos años. Lo que hemos visto es que, en las circunstancias de esta pandemia, todo ese tiempo se redujo a menos de un año.
Fueron sin dudas esas circunstancias las que presionaron a los investigadores y a las autoridades para que se haya alcanzado el objetivo en ese tiempo. Lo que nos lleva a decir que esto, por una parte, es un beneficio; y por el otro lado, no debemos perder la cautela, especialmente en lo que respecta a la seguridad; pero esta circunstancia epidemiológica ha comportado un desafío que tiene que ver con cuestiones financieras, logísticas, sociales e, incluso, éticas ya que la mayoría de estos ensayos han incluido como grupo control a personas a las que le suministraban placebos. Es una cuestión ética sobre la que hay que resolver, ya que, cuando se tienen evidencias que la vacuna en cuestión funciona, ya habría que dejar de comparar versus placebo, y habría que empezar a comparar entre vacunas. Esto, desde el punto de vista ético puede ser cuestionable.
Todos sabemos que esto es una carrera contra el tiempo, por eso se aprueban en tiempo record; porque la única forma de superar esta pandemia será cuando exista un control global de la diseminación del virus y cuando se pueda llegar con la vacuna a “todo el mundo”, para que se pueda dar ese control global; sin control global la pandemia no se supera. Si se van dejando nichos de población que no tienen inmunidad, esos nichos de población pueden constituirse en reservorios del virus. Esto lleva a extender las medidas de prevención de manera uniforme a cada rincón del planeta.