OTORRINOLARINGOLOGÍA
Consultamos a:
Dra. MARIELA GASPARETTI
Médica Otorrinolaringóloga
Matrícula: 12335
Rosario (Argentina)
Todos estamos expuestos a una gran contaminación sonora que afecta nuestra audición, generando daños al oído interno que pueden ser irreversibles. La cóclea tiene forma de caracol y si la abrimos es como si fuera el teclado de un piano. Cuenta con una serie de octavas que van variando en frecuencias de tonos que se perciben. En ese enrollar de la cóclea la parte más expuesta de las células ciliadas externas, la primera neurona de la vía auditiva, conforma el tono 4000. Es por ello que los sonidos más agudos e intensos son los que más afectan nuestra audición. Cualquier ruido que supere los 80 decibeles de potencia por un período prolongado o por exposición diaria y cotidiana puede lesionar el oído.
Los sonidos más agudos e intensos son los que más afectan nuestra audición. Cualquier ruido que supere los 80 decibeles de potencia por un período prolongado o por exposición diaria y cotidiana puede lesionar el oído.
Para evitar esto en los niños pequeños, podemos colocarles unos tapones de algodón en el oído ante la eventual exposición de sonidos intensos, como por ejemplo si los llevamos a un recital.
Si luego de estar expuestos a ruidos intensos la sensación de no oír bien o de un zumbido constante persiste, es porque se han producido lesiones y podemos hablar de acúfenos. Cuando un paciente ya ha sufrido una lesión se encuentra más expuesto a que la misma se profundice y se amplíe a otra gama de frecuencias. De esta manera, a partir del momento en que se diagnostica debe usar protectores auditivos que se amoldan al conducto en el caso que tengan que operar en alguna zona con ruidos. Esto debe ir acompañado de controles médicos periódicos.